#ElPerúQueQueremos

Toribio de Mogrovejo, un hombre con una misión

Publicado: 2010-10-05

Quien luego fuese santificado con el nombre de Toribio de Mogrovejo fue en vida una persona muy interesante a la que se le había asignado una misión.  Como ya comentamos, cuando llegó al Perú para ser arzobispo de Lima en 1581, lo hizo a través del puerto de Paita.  Insistió en trasladarse a la capital de a pocos, de tal manera que tuviera la oportunidad de ver los pueblos que había a lo largo de la costa.  Éste podría ser calificado como su primer viaje de reconocimiento de los muchos que hizo.  Sus viajes le sirvieron mucho para entender la verdadera problemática zombie en el territorio peruano.

En aquel primer viaje aún estaba joven y el entrenamiento que había recibido de la Orden estaba vigente.  Por ejemplo, de las notas de su hermana Grimanesa podemos constatar que Toribio tenía muy buenas razones para sentirse seguro de sus habilidades como luchador anti-zombie.

Apenas llegó al Perú por Paita, se trasladó a Villa San Miguel, de donde continuó bajando lentamente.  Villa San Miguel había sido establecido apenas en 1532, o sea, hacía muy poco.  Estamos hablando del poblado en el que se había convertido la primera ciudad fundada por españoles en América del Sur.  Para cuando Toribio pasó por ahí, San Miguel tenía unas "100 casas en solares de 180 pies de largo y ancho" y su economía dependía fuertemente del puerto de Paita.  Por eso les preocupaba que se esparciera el rumor de una epidemia que se había desatado en una comunidad de pescadores de la zona cercana al puerto.

Para Toribio no fue difícil reconocer que los síntomas que le describieron se trataba del mismísimo mal que había venido a combatir.  Tomó ésa como una oportunidad para poner a prueba sus habilidades.  Le dijo a todos que se resguardaran en sus casas por si acaso.  Acto seguido esperó al día y caminó solo hasta la comunidad de pescadores.

Durante su entrenamiento en Europa no había tenido la oportunidad de enfrentarse él solo a una turba de zombies.  Entendía lo que debía hacer, pero nunca lo había puesto a prueba.  Por eso para él ese día fue muy importante, porque le permitió aplicar en la práctica varias de las teorías que había desarrollado su tío.

Y probarlas pudo, pues al llegar a la comunidad resultó que todos y cada uno de los habitantes estaba contagiado.  Aparentemente un buque mediano que llegaba de México con provisiones para San Miguel había incluído a un marinero infectado, el cual se transformó durante el viaje y atacó a los demás.  El último humano se terminó por contagiar poco antes de llegar a Paita, por lo que la embarcación se había desviado, terminando encalando cerca de donde los pescadores operaban.  Alguno de los muertos vivientes había logrado llegar a la costa y atacar a alguien en la comunidad.

Por ejemplo, pudo constatar que los gruñidos de un zombie llamaban a otros zombies.  Toribio, su tío y los demás académicos en Portugal y en España no habían podido probar eso nunca.  También pudo constatar que los muertos vivientes coordinan algunas acciones, pero torpemente.  Al correr alrededor de un grupo de zombies, estos reaccionaban intentando seguirlo, lo que en varias oportunidades resultaba en algunos de ellos tropezándose y cayendo al suelo.

A Toribio le tomó un par de horas liquidar a todos los zombies con las armas con las que contaba.  Terminó cubierto de sudor y sin ninguna herida o moretón.  Al final estuvo entusiasmado de haber logrado su objetivo tan eficientemente.  Con el pasar de los años este entusiasmo se vería crecer y crecer.

Esto fue, claro, hasta los acontecimietos en Uquihua, que fueron suficientes para que se diera cuenta de que era el momento de abandonar el aspecto físico de la lucha anti-zombie, que de todas maneras era algo que no le terminaba llamando la atención personalmente.  Y que iba a necesitar apoyo de gente más joven que lo ayudara con la eliminación misma de los muertos vivientes con los que se cruzase.  Esa histórica decisión la tomó el año 1605 y cambiaría el rumbo de la historia del Perú.

Como lo comenta su hermana Grimanesa en sus notas, Toribio consideraba que ése era el siguiente paso lógico.  Apenas había llegado al Perú se había tomado un tiempo para evaluar la situación.  Después se pasó unos años trabajando en la ciudad de Lima para reducir el riesgo de brotes de zombismo.  Luego comenzó a viajar por el Perú para continuar su labor.  Ahora se iniciaba una nueva etapa: Empezaría a preparar jóvenes que puedan continuar su tarea cuando él se tuviese que retirar, por cualquiera que sea la razón.


Escrito por

mildemonios

Economista con postgrado en periodismo.


Publicado en

Valhalla

where bold, brave men struggle against the zombie armies before returning to Asgard