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Toribio de Mogrovejo y su segundo error

Publicado: 2010-10-27

Como ya hemos visto, Toribio de Mogrovejo fue un religioso que vino a la colonia a tratar de hacer un diagnóstico con respecto a la situación de la población ante la amenaza de brotes de zombismo.  En una primera etapa se concentró en asegurarse de que el planeamiento de la ciudad de Lima incluyese la prevención con respecto a esta amenaza.  En una segunda etapa comenzó a viajar por el territorio para tratar de entender mejor lo que sucedía en las poblaciones que se habían establecido y en la organización de lo que quedaba de la sociedad andina.  Esto acabó con los acontecimientos de Uquihua.  En ese momento Toribio reconoció que no podía seguir trabajando con un equipo tan pequeño de gente y que necesitaba contar con el apoyo de más guerreros anti-zombies.

Todos sabemos que eso eventualmente terminó en la Cofradía del Eterno Reposo, entre cuyas filas estaban a quien luego se conocería como Fray Martín y Santa Rosa de Lima.  Pero éste no fue el primer intento del maduro Toribio.  Cuando regresó de Uquihua, pensó primero en buscar apoyo en gente que tuviese experiencia en combate.  Fue así como se acercó a un grupo de mercenarios dirigidos por un personaje del cual la historia no ha podido averiguar mucho.  Lo único que se sabe es que se hacía conocer por el sobrenombre de Ianssonium.  Se trataba de un europeo de origen desconocido que había llegado al Virreinato del Perú para poner sus armas al servicio del mejor postor.

Toribio se puso en contacto con Ianssonium una noche del año 1605.  Se reunieron en el puerto del Callao, en donde el mercenario guardaba sus armas y su equipo.  Esto resuló ser un terrible error.  Luego Toribio caería en cuenta de que Ianssonium tenía su propia agenda.

El mercenario había llegado al Virreinato hacía años y había escuchado los rumores acerca de la abundancia de brotes de zombismo en esas regiones.  De inmediato pensó cómo podía sacarle provecho a eso.  Entonces concluyó que le convendría tener un ejército de zombies bajo su mando y así tomar el control de una zona de ese nuevo continente.  Básicamente usar el mismo método que los incas habían usado para dominar a las demás culturas andinas.

Esto no lo sabía Toribio cuando se acercó a Ianssonium a contratar sus servicios.  Al religioso le había llegado noticias de una epidemia en un pueblo cercano a Lima, cuyo nombre se ha perdido en los archivos históricos, pero se cree que haya sido cerca a lo que hoy se conoce como Chosica.  Toribió salió de inmediato acompañado de Ianssonium y quince mercenarios.  Cuando llegaron fue evidente que la intención de estos no era eliminar a los cadáveres reanimados, sino capturarlos para usarlos como fuerza de choque.

Tomaron el control del pueblo, redujeron a Toribio y comenzaron a intentar ver la forma de ordenarle a los zombies qué hacer.  De esto podemos deducir que la cultura de Ianssonium y su gente era bastante pobre, pues cualquier persona medianamente educada sabe que es imposible controlar a un muerto viviente.  O por lo menos eso es lo que la ciencia moderna nos dice.

Eventualmente Toribio se liberó y se enfrentó a los mercenarios.  El resultado fue desastroso: El pueblo y todos sus habitantes se habían perdido, Ianssonium y su gente fueron infectados y Toribio estaba solo en el medio de los andes.  Nuevamente solo.

Le tomó varias semanas regresar a su central de operaciones en Lima.  Para entonces era 1605.  Este nuevo fiasco le sirvió para idear un plan mucho más ambicioso que pondría en práctica meses después.


Escrito por

mildemonios

Economista con postgrado en periodismo.


Publicado en

Valhalla

where bold, brave men struggle against the zombie armies before returning to Asgard